Devocional para el lunes 6 de enero, 2025
Matutina: Nehemías 1:1-4
1 Palabras de Nehemías, hijo de Hachâlías. Y acaeció en el mes de Chisleu, en el año veinte, estando yo en Susán, capital del reino,
2 Que vino Hanani, uno de mis hermanos, él y ciertos varones de Judá, y preguntéles por los Judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalem.
3 Y dijéronme: El residuo, los que quedaron de la cautividad allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalem derribado, y sus puertas quemadas á fuego.
4 Y fué que, como yo oí estas palabras, sentéme y lloré, y enlutéme por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.
Para el año 587 a. C., la nación de Israel se encontraba en una decadencia moral, espiritual y material. El asedio y conquista del imperio babilónico había dejado hambruna, muerte, desolación, familias desmembradas y el templo, que se constituía el eje principal de la nación, completamente destruido. Es solo hasta la conquista de los medo-persas con Ciro el grande 539 a. C. que los judíos cautivos lograron la libertad, levantándose Nehemías como caudillo del pueblo. No era misión fácil: la nación, dispersa; los muros que rodeaban la ciudad, destruidos; los ánimos, desbastados; el pueblo, pobre, humilde, con una moral arruinada y sin fuerzas. Fue este el escenario en el que Nehemías, lleno de Dios, iniciara la gran empresa de reconstrucción espiritual y material. Sumado a esto, los enemigos, siempre opuestos al cambio y las mejoras hechas por Nehemías, no fueron motivo para dejar de levantar un altar para ofrecer sacrificios, holocaustos de gratitud, en el que devolvió al pueblo el verdadero sentido de trabajo, servicio y adoración a Dios. Bien lo expresó Warren Bennis, pionero contemporáneo en liderazgo: “El liderazgo es la capacidad de traducir la visión en realidad”.
Alexander Aguas.
Meridiana: Salmo 100
1 CANTAD alegres á Dios, habitantes de toda la tierra.
2 Servid á Jehová con alegría: Venid ante su acatamiento con regocijo.
3 Reconoced que Jehová él es Dios: El nos hizo, y no nosotros á nosotros mismos. Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
4 Entrad por sus puertas con reconocimiento, Por sus atrios con alabanza: Alabadle, bendecid su nombre.
5 Porque Jehová es bueno: para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones.
Vespertina: Nehemías 2:11-18
11 Llegué pues á Jerusalem, y estado que hube allí tres días,
12 Levantéme de noche, yo y unos pocos varones conmigo, y no declaré á hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalem; ni había bestia conmigo, excepto la cabalgadura en que cabalgaba.
13 Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y á la puerta del Muladar; y consideré los muros de Jerusalem que estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas del fuego.
14 Pasé luego á la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; mas no había lugar por donde pasase la cabalgadura en que iba.
15 Y subí por el torrente de noche, y consideré el muro, y regresando entré por la puerta del Valle, y volvíme.
16 Y no sabían los magistrados dónde yo había ido, ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había yo declarado á los Judíos y sacerdotes, ni á los nobles y magistrados, ni á los demás que hacían la obra.
17 Díjeles pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalem está desierta, y sus puertas consumidas del fuego: venid, y edifiquemos el muro de Jerusalem, y no seamos más en oprobio.
18 Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios era buena sobre mí, y asimismo las palabras del rey, que me había dicho. Y dijeron: Levantémonos, y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien.
Lectura del año Biblico:
Guía de oración: [Cuba-Palomino] y [Brasil-São Paulo-Sp]
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